Desde el AULA UNIVERSITARIA
Por: Adaena Cid González
ADAENA CID GONZALEZ
UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MEXICO
El principio de complementariedad en los estudios de género:
problemas para una construcción no convencional.
Los estudios de género han transitado por el abordaje de los roles hombre-mujer; por los campos de la equidad, la justicia y los derechos; por los planteamientos de las relaciones democráticas y la creación de un campo de estudio que se conoce como estudios sobre ideología de género. Lo anterior dentro de contextos referidos a las características heterogéneas de las relaciones de género y sus diversos espacios de acción. La historia de las relaciones de género, implican en lo general, una historia de luchas diversas e inacabadas por el ejercicio del poder. Consecuentemente, lo que aparece en primera instancia es el conflicto, y en el extremo, relaciones de violencia.
Por otra parte, el asunto se ha planteado escasamente en lo correspondiente al principio de complementariedad. La complementariedad hombre-mujer, puede constituirse en un componente fundamental para la constitución de un nuevo orden en las relaciones humanas, las cuales se desarrollan en un marco de división de roles económicos, políticos y sociales. De lo que se trata aquí es de plantear, que es mucho más lo que une, que lo que divide en las relaciones de género. Las visiones convencionales, mayoritariamente coadyuvan a la permanencia de la división de los géneros, con los consabidos resultados de conflicto y violencia, de lucha por la preeminencia y no necesariamente por el reconocimiento del otro.
El principio de complementariedad puede constituirse en un elemento que contribuya a la erradicación del conflicto y de las relaciones que implican diversos niveles de violencia, bajo el entendido de que se trata de un principio de reconocimiento del otro y que puede instituirse bajo otro principio igualmente importante, que es la comprensión de la necesidad de la existencia del otro. No se trata de jerarquizarnos, sino de aceptar la imperiosa necesidad de complementarnos. La existencia de la especie funciona bajo este principio.
En los estudios de género, históricamente se ha tratado de manera insuficiente el concepto de complementariedad. Este tipo de estudios, han transitado mayoritariamente, alrededor de las discusiones en torno a las relaciones entre jerarquía e igualdad, y en menor medida, con respecto al principio de complementariedad. Lo anterior dentro de contextos referidos a las características heterogéneas de las relaciones de género y sus diversos espacios de acción. La historia de las relaciones de género implica en lo general, una historia de luchas diversas e inacabadas por el ejercicio del poder. Consecuentemente, lo que aparece en primera instancia es el conflicto, y en el extremo, relaciones de violencia.
La complementariedad hombre-mujer, puede constituirse en un componente fundamental para la constitución de un nuevo orden en las relaciones humanas, las cuales se desarrollan en un marco de división de roles económicos, políticos y sociales. Sin embargo, las características históricas de la relación, así como de los estudios de género, se ubican en la condición y rol de la mujer y el hombre.
El principio de complementariedad, puede instituir el componente que contribuya a la erradicación del conflicto y de las relaciones que implican diversos niveles de violencia, en las relaciones de género, bajo el entendido de que su funcionamiento y aplicación parte del principio del reconocimiento del otro, y que puede construirse bajo otra base igualmente importante configurada en la comprensión de la necesidad de la existencia del otro. No se trata de jerarquizarnos, sino de aceptar la necesidad imperiosa de complementarnos. La existencia de la especie funciona bajo este principio.
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