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Gran Angular

Por: Antonio Juárez

GRAN ANGULAR
IGNORANCIA Y RENCOR CONTRA
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Antonio Juárez

Era cuestión de tiempo, nada más, que se cayera la máscara de Andrés Manuel López Obrador y de su llamada “cuarta transformación”, una denominación que en sí misma revela una gran soberbia, porque un gobierno que aspire a ostentarla, debe tener una actuación de excelencia, y si lo hace, la historia le asignará su lugar, sólo que la transformación, o sea los cambios, siempre deben ser para mejorar, y no como en esta negra etapa de nuestro país, en la que todos los días el sujeto que ostenta el cargo de presidente, prometió que iba a destruir todo lo que habían hecho los anteriores gobiernos y, aunque parezca increíble a la luz de la razón, lo está haciendo.
Hay un viejo dicho  que advierte “ no hay nada peor que un pen…con iniciativa” y está lleno de razón; agréguele que se trata de un pen… ¡con iniciativa y poder! y el asunto de verdad ¡adquiere un nivel de alerta máxima! Una constante del pejelagarto ha sido designar a funcionarios y funcionarias en puestos importantísimos sin tener el perfil ni capacidad para desempeñarlos, y cuya principal característica es que obtienen los altos cargos porque le lamen las suelas; ahí tiene como ejemplo al embustero y cantinflesco Hugo López Gatell, designado como responsable de dirigir y difundir las acciones contra el Covid-19 y sus mutaciones, y lo único que ha logrado es que ya sean más de 600 mil mexicanos muertos por esta enfermedad. Sus cifras oficiales ascienden a 329 mil 911 muertos, pero cuando se consultan los datos del registro civil a nivel nacional, resulta que en realidad van 630 mil fallecidos. 
Hay que también considerar que López Obrador es un tipo que se tardó 14 años en terminar la carrera de Ciencias Políticas en la UNAM, y entre las varias materias que reprobó, está ni más ni menos que Economía. Es claro que está peleado con el conocimiento, por eso su empeño en destruir el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el CONACyT, y la directora de éste, María Elena Álvarez Buylla, designada por el inquilino de Palacio Nacional, ya entró a la historia negra al iniciar el desmantelamiento del CIDE, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, que es la mejor escuela de economía del país, Por su capricho designó a José Antonio Romero Tellaeche como director del CIDE, un director que recorra los pasillos del plantel ¡custodiado por guardaespaldas con armas largas!
Pero lo que con mayor claridad desenmascaró la falsedad del presidente, es su rabiosa reacción ante lo revelado por lo revelado por Carlos Loret de Mola, sobre los actos de corrupción del hijo de López Obrador, quien vive como potentado en Houston Texas, en residencia que cuesta millones de dólares, gracias a los contratos que su papi ordenó que PEMEX le diera a una empresa privada. Ya se le vieron las grietas a su cuarta transformación, que ya se está desmoronando. En este contexto, los periodistas del país han cerrado filas y reprueban los ataques a la libertad de expresión que el titular del ejecutivo ha lanzado desde las “mañaneras”, que más le valdría detener para no terminar de enlodar su deteriorada imagen.