La “presunción rosa” del gobierno estatal
Con la antesala de la rendición de cuentas por parte del Ejecutivo estatal, Alfredo Del Mazo Maza, quien por cuarta ocasión manifestará las acciones y logros de su administración, la referencia sigue siendo la misma: dadivas sociales que se traducen en clientelismo político.
En esta ocasión, la administración estatal de Del Mazo Maza apostó por el sector más vulnerable, como lo fue el de las mujeres mexiquenses. Luego de que el Salario Rosa, fue un éxito en otros estados del país, el gobierno priista se inclinó por dicha promesa durante la campaña proselitista de Alfredo Del Mazo, quien no garantizaba el triunfo en el Estado de México, por lo que su carta fuerte fue: “Salario Rosa y reconocimiento a todas las amas de casa mexiquenses”.
A casi cuatro años de gobierno priista, la meta se ha quedado muy lejana en comparación a lo anticipado, pues una vez que se puso en marcha dicho programa se precisó que sería solo para un sector de mujeres mexiquenses, no para todas, como se había prometido en un principio.
Actualmente, es evidente que se pueden enumerar más fácilmente los compromisos NO cumplidos por parte del gobernador mexiquense, pues su promesa de campaña iba dirigida en tres principales vertientes: Salario Rosa para TODAS las amas de casa; mayor SEGURIDAD y la creación de un millón de empleos.
Indistintamente, en todas las áreas anteriores las deudas sociales y morales son evidentes. La repartición de tarjetas ROSAS ha sido denunciada en más de una ocasión, por otorgarse a personas que realmente no lo requieren, así como por ser una retribución por simpatía política, como se evidenció en la pasada jornada electoral del 6 de junio.
Sin duda alguna, la principal demanda de los más de 17 millones de habitantes del Estado de México sigue siendo la SEGURIDAD; el crecimiento de delitos sin duda continúa exhibiendo la casi nula capacidad de respuesta del gobierno estatal, que en cuatro años de representación gubernamental solo tiene spots y publicidad dirigida a cartoncillos “fiusha”, que igualmente se reparten sin una proyección real y con favoritismo político.
Ni fuerte ni con todo, mucho menos con decisiones firmes y cero resultados fuertes, es como se percibe a la administración estatal en turno, que parece está lista para la alternancia partidista en territorio mexiquense, con miras a la elección del 2023.
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